Sarampión






¿Qué es?


El sarampión es una enfermedad altamente contagiosa causada por la infección del virus del sarampión, que en ausencia de vacunación afecta principalmente a niños, aunque personas de cualquier edad no inmunizadas pueden ser infectadas.

Cuando una persona "pasa" el sarampión queda inmunizada para toda la vida; sin embargo, es importante prevenir esta infección puesto que puede tener afectaciones y secuelas graves.

Según explica José Marimón, microbiólogo, miembro de la junta directiva de la Sociedad Española de Enfermedades Infecciosas y Microbiología Clínica (Seimc), el sarampión se incluye dentro de las cinco enfermedades exantemáticas clásicas de la infanciamicrobiólogo, miembro de la junta directiva de la Sociedad Española de Enfermedades Infecciosas y Microbiología Clínica (Seimc), el sarampión se incluye dentro de las cinco enfermedades exantemáticas clásicas de la infancia

Causas

Generalmente, el sarampión se contrae durante la infancia, entre los 12 meses y los 4 años. La causa es la infección por el virus del sarampión. Se trata de una enfermedad muy contagiosa, que se transmite a través del contacto directo con una persona infectada, o bien por el aire, con las gotitas de Pflügge (diminutas secreciones expulsadas al hablar, estornudar o toser que tienen capacidad para transmitir determinadas infecciones).

Síntomas

Los principales síntomas del sarampión son la fiebre alta y el exantema maculopapular, según señalan desde la Seimc. El exantema maculopapular consiste en erupciones con puntitos blancos, rodeados de un halo de inflamación rojo. Otros síntomas típicos son la tos, la rinitis y la conjuntivitis.
En adultos puede ir acompañado de gastroenteritis y afectación hepática.

Prevención

La vacuna contra el sarampión es la única medida que existe para prevenir la aparición de la enfermedad. El microbiólogo José María Marimón explica que en España se empezó a vacunar frente al sarampión en 1978 con una vacuna monovalente.
Desde 1982 se administra en la vacuna triple-vírica junto con los virus de la rubéola y la parotiditis (paperas). “Actualmente se dan dos dosis de la vacuna del virus atenuado, una a los 12 meses de edad y otra de recuerdo a los 4 años. El sarampión solo posee un serotipo y afecta exclusivamente al ser humano, por lo que al disponer de una vacuna eficaz es una enfermedad que podría ser erradicada”, afirma Marimón.
El especialista señala que, en el caso de personas que hayan tenido un contacto estrecho con enfermos de sarampión y que tengan un alto riesgo de complicaciones, como las embarazadas y los inmunodeprimidos, así como aquellos pacientes en los que la vacuna está contraindicada, puede administrarse una inmunoglobulina específica frente al virus que debe ser administrada en los 6 días posteriores a la exposición.


Tipos

A día de hoy sólo se conoce un serotipo del virus del sarampión. Desde el punto de vista genético (basado en los tipos de genes que codifican la hemaglutinina y la nucleoproteína) hasta la actualidad se han descrito 19 genotipos diferentes.

Diagnóstico

El diagnóstico del sarampión se suele realizar a partir de test serológicos que permiten detectar los anticuerpos IgG e IgM frente al virus en sangre- “Existen otros test que detectan el virus, fundamentalmente en la faringe, mediante técnicas de amplificación molecular o, más raramente, de cultivo celular”, apostilla Marimón.

Pruebas diagnósticas

La principal prueba que tiene que realizarse el paciente para facilitar el diagnóstico es un análisis de sangre que permitirá la detección de los anticuerpos frente a la infección. En el caso haya brotes es conveniente que el médico realice un frotis faríngeo para proceder al análisis molecular del virus (bien directamente o tras cultivo viral), lo que tiene un gran valor desde un punto de vista epidemiológico, ya que facilita conocer el origen de los brotes y trazar las cadenas de transmisión.

Tratamientos

No existe tratamiento antiviral específico frente al virus del sarampión. En caso de que se produzca la infección, el tratamiento se basa en la administración de antitérmicos para la fiebre y antitusígenos para la tos. Es recomendable que mientras dure la infección el enfermo guarde reposo y mantenga una buena hidratación. El tratamiento con antibióticos sólo se requiere cuando aparecen complicaciones bacterianas.


Fuente: https://cuidateplus.marca.com/enfermedades/infecciosas/sarampion.html